miércoles, 30 de marzo de 2011

Comentario al 9° FITI


Doble e intensa alegría



Jorge Alvarez.- La turbonada había dejado algunas calles inundadas pero había bajado la tórrida temperatura de la ciudad de Mérida.
Llegué al Teatrito con una amiga para ver, ella por primera vez y yo por segunda : Los Pelirrojos, una obra de Ricardo que ponían en escena impecablemente con Amanda y Miguel Flota como actores.
Ya adentro, nos sorprendimos al ver que eramos los únicos. La función no cambió en nada por ser los los espectadores sólo nosotros.
Ya en el momento de los comentarios les pregunté si se justificaba tanto esfuerzo por 2 espectadores:
Ricardo me respondió: -Basta uno, y si no viene nadie, lo haríamos igual como ensayo-.
Me conmovió.
Esto paso hace más de 8 años, cuando El Teatrito era apenas conocido, pero la tenacidad y fortaleza de carácter de Ricardo y Amanda eran las mismas de ahora; y su anhelo de llevar cultura y reflexión a toda la gente, incluso la que no podía pagar su cuota de recuperación, eran tan intensas como ahora.
Debo reconocer que, en aquél momento, mi habitual pesimismo me los hizo ver como modernos Quijotes arremetiendo contra los molinos y vaticinarles igual suerte que al ingenioso Hidalgo.
Al mismo tiempo me sentía obligado, al menos, a acompañarlos en su intento como espectador hasta el fin o hasta que desistieran,
Yo conocía Mérida desde 6 años antes y sabía de lo poco propensa de su población a apreciar el Teatro y la cultura en general. El gobierno de los últimos años del siglo XX generaba espectáculos gratuitos, algunos de muy buena calidad, y en ellos; sea en el Daniel Ayala o el Peón Contreras veía siempre las mismas 15 o 20 caras y los demás... turistas.
Era fácil vaticinar que no les iba a ir bien pues habían elegido el lugar incorrecto.



Ayer terminó el noveno FITI que se evidenció como un logro importantísimo tanto a nivel local como nacional. Todo marchó como un reloj. La organización: perfecta, los grupos de 6 países llegaron sin contratiempos presentaron sus obras con un nivel incluso superior a lo esperado, por lo menos por mí.
Las obras me impresionaron, movieron a la reflexión, hicieron funcionar esa vieja maquinaria de mi mente, me dieron vivencias para el recuerdo y incluso una de ellas me produjo una emoción tan fuerte que tuve que reprimir pues estuvo a punto de desbordar.
Me alegré por todos los que lo hicieron con mucho esfuerzo y trabajo, y también, obviamente por mí, que pude disfrutarlo y vivirlo.
También me alegro de haber sido espectador de ese largo y difícil camino que llegó hasta aquí, donde yo juraba que los Gigantes eran molinos de viento y, por lo tanto, invencibles, y donde yo hubiera desistido 100 veces de la empresa cual Sancho....
Pero no... los molinos eran en realidad Gigantes, y podían ser derrotados.
Muchas veces los grandes logros están hechos con los ladrillos de frustraciones, decepciones, obstáculos que parecen insalvables y largas noches en vela preguntándose si lo que uno pretende es sensato o mera locura...

Seguramente de aquí en más, habrá FITIs donde algunos grupos no pueden llegar por problemas de visas y hay que rellenar los huecos bien o mal; donde los grupos si llegan pero en alguno, sus integrantes discuten y se van y quedan en blanco 3 funciones; donde la organización falla y todo se vuelve confuso.
Pero estoy seguro también que Ricardo y Amanda y todos los que colaboran como lo que colaboraron en el pasado con ellos, seguirán adelante pues, a diferencia de mí, comprendieron hace mucho que los Gigantes son sólo Gigantes y pueden ser vencidos.

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Familia, eso es lo que se encontró en el 9º FITI, aprendizajes, momentos mágicos, y sobre todo conversar, desde lo que nos interesa como propuesta filosófica y política, conversar de nuestras propuestas teatrales y permitirnos soñar juntos y creer...por eso nos volveremos a encontrar, para mirarnos nuevamente a los ojos y seguir conversando desde el alma.
Llegamos a Mérida al medio día del sábado 19 de marzo, con un calor que te abrazaba hasta la desesperación, tras 23 horas de viaje en bus, teníamos el "traste" cuadrado. Ya se encontraba el elenco del Galpón de las artes y La Vorágine, y al poco rato arriba Venezuela, posteriormente España, México y Brasil.

Disfrutamos de una semana de intercambios intelectuales, de compañerismo y de muuucho teatro. Después de tanto trabajar, de tanta idea dando vuelta, de encontrarnos en los demás, en las realidades compartidas, en los anhelos, en los afectos, hemos llegado ha plantearnos tareas y compromisos.
Ya emprendimos camino de regreso a nuestras realidades, se acabó ese momento único e irrepetible en el que nos encontramos en El Teatrito, 7 compañías y grupos con propuestas muy diferentes de teatro íntimo, con propuestas de vida. Ahora regresamos nostálgicos de los hermosos momentos vividos juntos, pero con grandes tareas y desafíos por enfrentar.
Una vez más una lágrima se desliza por mi mejilla al recordarlos, pero tengo la confianza plena en que trabajaremos en aquello en lo que nos hemos comprometido y nos reuniremos nuevamente...
Un abrazo a tod@s
Eugenia.

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DESDE TUCUMÁN ( ARGENTINA): Llegué a Mérida un poco asustado y extrañado por el lugar, recuerdo de niño que mi viejo hablaba mucho de la cultura maya y de los grandes misterios que el hombre de ciencia no entendía aún de este pueblo, llegué con espectativas de ver teatro y lugares y seres humanos, llegué con cierta especulación ciudadana, con preguntas comunes a cualquier loco que de pronto se encuentra en una nueva geografía física, humana y cultural. Llegué con una explosión en mi cabeza, cansado del viaje y del avión, de la burocracia limítrofe inventada por no sé que payaso malo. Llegué saturado de ruidos y palabras urbanas cementadas por los "miedos de incomunicación" . Llegué con rudimentarios conocimientos de algún vendedor ambulante de espejitos históricos. Llegué exhausto y con hambre, sediento de una cerveza y una mano fraterna. Encontré a Ricardo y sus sueños, Amanda y sus sueños, Camilo y sus sueños, Iris y sus sueños, Emir y sus sueños, Ricci y sus sueños. 
Extraordinarios seres que no solo entregan el teatro la literatura y el arte a su gente, sino sus ganas de otro mundo, de otra tierra en la que todos vivamos como iguales, como hermanos, como camaradas, como compañeros de vuelos y de sueños. Encontré personas de las que no aprendí de su nombre pero si de su mirada, gente que camina por Mérida, feliz de su tierra, seres a los que nosotros no conocemos pero que están diciéndonos que volvamos a la fuente, a la tierra. He participado de muchos festivales de teatro, pero aquí encontré la fuente para cambiar, encontré lo que hace mucho había perdido, "las ganas de sorprenderme". La última noche en Mérida volví a soñar y desde que salí no he dejado de hacerlo. Sueño colores, sueño el sonido del viento, sueño el agua limpia correr, sueño sonrisas, sueño y mientras sueño pienso, algo que había perdido hace mucho. Gracias Teatrito, llegado a Tucumán provincia llena de historias y pueblos destruidos por el vendaval del dinero, planto la bandera de cruzando fronteras para que se cumpla mi pequeño sueño individual, justamente un mundo donde la palabra frontera sea solo un simple comentario del pasado. Claudio Gigena.


2 comentarios:

  1. Estas palabran vibran en nosotros dándonos la fuerza para continuar el camino, un sendero que aunque pedregoso y plovoriento hemos elegido, y seguiremos transitando juntos hacia la búsqueda del cambio y la coherencia con lo que somos y sentimos.. Gracias a todos los que ahondais en la tierra, vuestras raices son ya tan profundas que nos dan la certeza de que este árbol crecerá decidido hasta alcanzar el cielo..

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  2. Mis amig@s, mi familia, nos encontramos todos los días, en la distancia, en nuestras labores comunes por levantar y posicionar este oficio nuestro EL AMADO TEATRO, NUESTRA PASIÓN, la que nos condujo a encontrarnos, y nos obligará a reunirnos nuevamente a evaluar el camino recorrido, y medir las distancias para continuar nuestro peregrinar. Nos veremos pronto...

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